El problema es cuando no existen problemas. Cuando, más allá de la sencillez de una realidad que no esperábamos, nos inventamos cien excusas para complicarlo todo, comenzando por nuestras ganas de emprender el sueño.
Somos arquitectos de barreras en mitad del camino a nuestros objetivos, arquitectos que han convertido en rutina inconsciente su construcción, por hacerla día a día, como quien respira sin darse cuenta de que se está salvando la vida, a cada instante, a sí mismo. Solo que, en este caso, nuestras barreras nos condenan.
Damos lecciones de madurez personal a quienes solo necesitan un espejo en el que ver reflejada la imagen de su mejor versión, y no nos damos cuenta de que nuestros actos no refrendan nuestras palabras, ni se construyen en base a nuestros auténticos valores. Somos vendehumos inconscientes de serlo, fluyendo en la oscuridad de nuestro miedo a brillar.
Abre los ojos.
No te compliques tanto.
No tengas miedo a vivir una vida sencilla.
Todavía eres un niño.
Esteban García Valdivia (Emotiva CPC)
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